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Aquí puedes encontrar la información que comparto con vosotros como experto en el desarrollo de la mente y deportista en activo

José Luis Lorente Oliete

lunes, 10 de octubre de 2011

Paradoja (I)

Es conocido por todos las repercusiones y consecuencias que trae consigo la ansiedad.
Que cada uno las siente de distinta forma es algo obvio, pero aun siéndolo, requiere tener claro que no existe un barómetro para medir su daño; igual que el dolor, no es un “signo”, sino un “síntoma”, y cada uno de nosotros la siente y padece de distinta forma, catapultada por la percepción de los sentidos, que para todos son los mismos, pero para ninguno se conjugan de la misma forma.
Hablemos de la ansiedad que perjudica, de la ansiedad que se agarra a nuestras mentes como moluscos al casco de un barco, como si fuese un mono que nos coge por la espalda y no cesara de chillarnos a los oídos. Es la ansiedad que no nos protege sino que nos condiciona negativamente para vivir.
Todavía no se ha encontrado aún una varita mágica única e intransferible para dejar de padecerla.
Podemos hacer uso del yoga, la relajación, acupuntura, cualquier deporte, buena alimentación, sueño higiénico y reparador, y todo tipo de farmacología a nuestro alcance.
Todos estos elementos pueden ser determinantes para tenerla bajo control o para no desarrollarla. Pero ¿qué es lo que hace que uno llegue a sentirla? ¿Es un desequilibrio químico de nuestro cerebro? ¿Es consecuencia de un hecho traumático? ¿Es la sensación de desarraigo total con el mundo que nos rodea? ¿Es el ir en contra de la voluntad de uno mismo? ¿Es la mezcla de estos factores? Es muy probable que así sea. Pero, ¿por qué mantenerla bajo control? Es un signo de que algo no funciona, y el problema es que hemos llegado a acostumbrarnos a esa sensación angustiosa de tal forma, que consideramos el estar feliz y tranquilos como una rareza, como la zanahoria que todo burro lleva delante de su hocico.
Algo se nos ha escapado de las manos sin saber cómo ni cuando. Hubo un paso que dimos sin mirar y desde entonces no llegamos a “ver”.
La aceptación de que nuestro presente es lo “justo” –lo que creemos merecer- dado en la sociedad en la que vivimos, es justamente lo que hace que en nuestro interior haya una revelación: una paradoja.
El humano es curioso de por sí. Hemos llegado a los espacios más recónditos de este planeta, hemos probado los límites de lo físico y lo abstracto, pero miedo -casi pánico- tememos descubrir qué hay realmente en nuestro interior. Podríamos encontrar un inmenso vacío o podríamos, al adentrarnos, hacer caer las bases que mantienen la estructura que nos forma como personas; pero también pudiera ser que encontrásemos algo que ya nos ha encontrado pero que no sabemos cómo dar con ello.
Cuando a alguien se le arrebata todo lo que posee, ya sea su coche, su hogar, su ropa, su trabajo y toda la gente que conoce, se siente perdido; porque es ese mundo físico-espejo que hace que se reconozca a si mismo (su rol, su ser, su carne, su reflejo, ya no tiene donde reflejarse) y paradójicamente le lastra como persona. Entonces, si ocurre esto, nos deberíamos preguntar, ¿cómo es posible que pensemos tan siquiera en cómo podemos volver a conectar con nosotros mismos, con nuestra esencia, si ya ni si quiera podemos dar cuenta de ella?
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miércoles, 5 de octubre de 2011

Funciones de la Mente


Podemos destacar como muy importantes las siguientes: pensar, sentir y conocer. Cada una de ellas tiene lugar en un área diferente de la mente. El pensar se produce en la mente consciente o racional, el sentir en la mente inconsciente y el conocer o saber en la mente superconsciente o mente superior, y es la intuición en estado puro.
Esta tres distintas funciones de la mente puede dar a entender que son tres mentes diferentes, ya que es así como corrientemente las sentimos, Pero nada más lejos de la realidad, ya que aunque nos parezcan departamentos estancos, es un continuo. El trabajo sistemático sobre la atención, nos ayudará a reunificar los tres sectores y así, poder disfrutar de todas nuestras capacidades a voluntad.
La mente inconsciente coordina la actividad fisiológica del cuerpo y controla los estados internos, en ella residen las experiencias positivas y negativas y las emociones. Las fobias, traumas, obsesiones, ilusiones, deseos y necesidades viven en este sector de la mente. Es el área de los automatismos y condicionamientos. 
La mente consciente participa del razonamiento lógico y de una base de datos personal limitada, se experimenta en el estado de vigilia. Se debe utilizar a voluntad y sólo cuando necesitamos razonar y cuestionar. PENSAR es el proceso de relacionar ideas, no hay mucha creatividad, suele haber más de lo mismo, es darle vueltas y más vueltas a los mismos procesos consiguiendo escasos resultados.
La mente superconsciente es la creatividad en su máxima expresión. VER es un proceso simple y directo, es la evidencia en estado puro. Al superconsciente se accede a través del silencio de la mente consciente y de la inconsciente, lo que nos proporciona todo el potencial de nuestra conciencia unificada.
El pensamiento es una abstracción, lo que implica intrínsecamente, limitación. El pensamiento no puede abarcar la totalidad porque limita y define. El presente no está contenido en el pensamiento.
El pensamiento nos saca de la experiencia directa a no ser que estemos centrados en esa experiencia directa acerca del pensar. 
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